¿Qué son los estándares W3C y cómo afectan a tu negocio digital?
Detrás del aparente caos de internet se esconde un orden, una armonía, apreciable en el uso de un metalenguaje común (XML), los markups de estructura y estilo (CSS, HTML) o los formatos gráficos (PNG, SVG, etc.). Nada de esto existía 30 años atrás, cuando Tim Berners-Lee puso en marcha el primer servidor de la World Wide Web. De este científico de la computación, reconocido «padre» de Internet, fue la idea de crear una comunidad internacional que estableciera unas directrices en la creación y publicación de webs, para así evitar la anarquía y el desgobierno en la esfera digital.
Los primeros estándares W3C se publicaron en 1996, y las acciones sucesivas de este consorcio han sido una referencia útil para empresas, proveedores y diseñadores web. Por su independencia y autoridad, W3C ejerce una influencia notable en el presente y futuro de internet. Pero ¿qué persigue este consorcio? ¿Cuáles son sus objetivos?, ¿y sus principales estándares? ¿Cómo afectan a las tiendas y negocios digitales?
¿Qué es W3C y para qué sirve?
W3C son las siglas del World Wide Web Consortium, una comunidad internacional que opera desde los orígenes de Internet con la misión de «guiar la web hacia su máximo potencial a través del desarrollo de protocolos y pautas que aseguren su crecimiento futuro», de acuerdo a Tim Berners-Lee y Jeffrey Jaffe, fundador y CEO de W3C, respectivamente.
Más de 60 miembros y 458 organizaciones integran este consorcio, que colabora con el Unicode Consortium, el Grupo de Trabajo de Ingeniería de Internet (IETF) y el Protocolo de Aplicación Inalámbrica (WAP) para mejorar el funcionamiento y accesibilidad de internet para todos los usuarios, con independencia de sus recursos económicos (dispositivo utilizado) o sus preferencias (sistema operativo y navegador web). A este objetivo se le ha dado en llamar «interoperabilidad web».
Los estándares de diseño W3C engloban un listado de directrices prácticas para la creación de sitios web, dirigido a todos los profesionales y entidades involucradas, desde una multinacional de hardware y software hasta los pequeños diseñadores web independientes. A través de las recomendaciones W3C se pretende, pues, evitar conflictos entre sistemas operativos, navegadores y dispositivos, además de fomentar la óptima visualización de páginas web y proporcionar una mejor experiencia de usuario.
Cada estándar sigue, para su aprobación, unas pruebas de interoperabilidad, es decir, un proceso de evaluación que garantiza su adecuado funcionamiento desde cualquier ubicación o dispositivo tecnológico. Más de noventa estándares integran las recomendaciones de W3C en la actualidad, destacando la creación temprana de los Gráficos de Red Portátiles (PNG), los recientes lenguajes HTML5 y CSS3, la tecnología VoiceXML 2.0 o el vocabulario de ontologías web OWL.
«La web es más una creación social que técnica», ha expresado Tim Berners-Lee, un pensamiento que armoniza con el objetivo fundacional de W3C: la creación de «una Web para todo el mundo», es decir, un entorno abierto a las relaciones y la comunicación humana sin obstáculos idiomáticos, culturales, geográficos o tecnológicos.
Sin embargo, la multiplicidad de dispositivos en los últimos años ha complicado esta meta. Porque Internet dependía en sus orígenes de rústicos ordenadores de mesa, pero hoy smartphones, tabletas, PDAs, televisores smart, asistentes virtuales y otros periféricos se conectan a la red, pese a que no todas las páginas web están adaptadas a estos equipos.
¿Cuáles son los principales estándares W3C?
Internet está formado por 1.707 millones de páginas web, según datos de Statista. Sin normas que regularan la arquitectura web, la experiencia de navegación se deterioraría por errores de lectura, incompatibilidades entre dispositivos y otros problemas, dando lugar a la anarquía digital, a una moderna Torre de Babel.
Listar y detallar los cerca de cien estándares que integran los protocolos, pautas y lenguajes de W3C requeriría más espacio del disponible en una entrada de blog. No obstante, las siguientes líneas recogen algunos de los logros más significativos de este consorcio internacional:
HTML 2.0, un markup universal
Probablemente el estándar W3C más famoso, HTML 2.0 surgió en 1995 con la unificación de los markups existentes, HTML y HTML+, para incentivar la comunicación y la divulgación del conocimiento a través de un lenguaje informático único, universal.
A la estandarización de HTML 2.0, abreviatura de las siglas en inglés de «Lenguaje de Marcas de Hipertexto», siguió la publicación de sus evoluciones, destacando HTML 4.0 en 1997 por la adición de CSS, tablas y una mayor accesibilidad, y HTML5 en 2008 por la inclusión de etiquetas de carácter semántico, la compatibilidad con el audio y vídeo nativo o la eliminación de atributos innecesarios y repetitivos. Todas las versiones de este lenguaje han sido reguladas y apadrinadas por el Consorcio W3C.
CSS, los atributos de estilo exclusivos para HTML
Si HTML aportó un ‘esqueleto’ a la esfera digital, las hojas CSS lo revistieron de carne, tejidos y músculos. Este lenguaje de diseño gráfico (Cascading Style Sheets, formalmente) fue desarrollado por Håkon Wium Lie en 1994, siguiendo la estela de SGML, utilizado desde 1970 para personalizar la tipografía, los colores, etc., de documentos digitales.
Consciente de la utilidad de SGML, Tim Berners-Lee y el resto de W3C impulsaron la creación de una variante para HTML. De ahí surgieron dos lenguajes candidatos, CHSS y SSP, que en 1995 se unificarían en el actual CSS. Un año después se aprobaría el primer estándar de hojas de estilo de Internet: CSS nivel 1.
XML, un metalenguaje definidor de markups
Desarrollado en 1996 por la W3C, el metalenguaje XML (eXtensible Markup Language) tiene la finalidad dual de intercambiar datos entre sistemas y procesarlos de manera unificada para definir otros lenguajes de marcado —pues XML no es un markup como, por ejemplo, HTML 2.0—. Con el lanzamiento del estándar XML 1.0 en 1998 pasaría a integrar la lista de recomendaciones de W3C y serviría de base a múltiples estándares ( Xforms, XML-Sig, etc.).
El archivo XML, abreviatura de eXtensible Markup Language, es un documento de texto plano, y por tanto puede acoger cualquier contenido sin importar su formato final, una cualidad que responde a la interoperabilidad deseada por W3C. Debido a su trascendencia, fue reconocido por los editores de ComputerWorld como la «lengua franca» del B2B y el floreciente e-business de los años noventa.
PNG y SVG, formatos para una mejor visualización de gráficos
La creación de Gráficos de Red Portátiles (PNG, por sus siglas en inglés) supuso un soplo de aire fresco para la floreciente Internet, que dependía del formato GIF, propiedad de CompuServe, que utilizaba el algoritmo de compresión LZW creado por Unisys. Este último proveedor tecnológico impuso en 1999 fuertes royalties a la licencia comercial de GIF, lo que provocó la aceptación masiva del formato PNG, uno de los primeros desarrollos de W3C, que resolvió la polémica de Unisys y marcó, además, un precedente en la industria del software por el rechazo generalizado a las patentes.
Otro de los estándares web W3C son los Gráficos Vectoriales Escalables (SVG, por sus siglas en inglés), un novedoso formato creado en 1998 a partir de los archivos VML de Microsoft y PGML de Adobe, ampliamente utilizado en la actualidad. Entre sus virtudes sobresalen su compatibilidad con hojas de estilo CSS o su óptima visualización con independencia de la resolución de pantalla.
La prueba del algodón: testando los estándares W3C con Markup Validation Service
Debido al entramado de pautas y protocolos que conforman las recomendaciones W3C, los errores de codificación son comunes en las versiones iniciales de una página web. Por ejemplo, la multiplicidad de identificadores ‘id’ para varios elementos, el uso de etiquetas obstoletas como ‘basefont’, ‘font’ o ‘center’, etc. Incluso si todo parece estar en orden a primera vista, estas deficiencias serán apreciables para los motores de búsqueda y para los usuarios de smartphone y de tabletas.
De ahí que W3C desarrollara en 2012 la herramienta Markup Validation Service, un servicio gratuito de validación de documentos web, útil para verificar la adecuada codificación en hojas HTML, XHTML, SMIL, MathML y otros lenguajes de marcado. Su interfaz posibilita el testeo de webs a través de tres métodos: «Validate by URL», «Validate by File Upload» y «Validate by Direct Input», así denominados en sus pestañas clicables.
Apadrinado por W3C, Markup Validation Service es el validador de markups por excelencia. Pero existen otras alternativas de interés, como HTML Code Validator de Site24x7 o Web Standards Checks de Powermapper.
Cumplimiento de los estándares W3C, un largo camino por recorrer
A través de sus estándares, la W3C ha fomentado el orden y la usabilidad en la creación de páginas web, en beneficio de los usuarios de internet, una comunidad que superó los 4.540 millones de internautas en 2020. Sin embargo, la mayor parte de las webs existentes vulnera los estándares W3C.
Según reveló el Mosaic, la publicación multimedia de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el 85% de las webs sondeadas por sus especialistas no superaron las pruebas de interoperabilidad. Microsoft, Yahoo, The New York Times, PayPal, Verizon o eBay integraban su lista de ‘conejillos de Indias’, de modo que esta irregularidad no afecta sólo a los pequeños portales.
¿Son las recomendaciones W3C una utopía? En 2013 se fundó la Web Standards Project (WaSP), liderada por George Olsen, con la finalidad de incentivar el uso de estándares propuestos por W3C y materializar el sueño de una Web accesible y funcional, al alcance de todos.
Tabla de contenidos