Seguramente te habrá sucedido, o esté sucediendo en este momento, de que has trabajado mucho en un sitio web pero que el nombre del dominio no te parece adecuado para el sitio o porque has encontrado uno mejor que se adecue a las necesidades de los visitantes y que quede más lúcido. El trabajo de SEO lleva tiempo puesto a que hay que ser paciente para no levantar sospechas a los buscadores y que puedan tirarnos atrás en las búsquedas. Existe una forma de cambiar de dominio y de conservar el trabajo de SEO aplicado a ese sitio, esto se consigue mediante redirecciones.

En las páginas web las redirecciones sirven cuando queremos que al entrar a una página se dirijan a otra, estas redirecciones han tomado el nombre de Redirección 401, pero existen otras redirecciones las cuales hacen que toda la información acerca del sitio web se pase a otro sitio, a estas se les ha bautizado con el nombre de Redirección 301.

La redirección 301 es la que se utiliza cuando cambiamos de nombre de dominio y queremos que todo lo que apuntaba a este enlace apunte ahora hacia el nuestro, pero hay que tener en cuenta que el dominio ha de estar habilitado para que siempre que alguien acceda sea direccionado al nuevo dominio. Cuando se quiere conservar el SEO se utiliza esta técnica, pero no sirve si queremos ganar posicionamiento utilizando otros dominios que están trabajados básicamente por una sencilla razón. Si tenemos un sitio de tecnología y hacemos un re-direccionamiento de un dominio de medicina lo único que obtendremos serán enlaces referentes a la medicina, lo cual debería hacernos ganar posiciones, pero al provenir de enlaces de temática distinta a la de nuestro sitio (muy distinta en este caso), lo más probable es que los buscadores nos penalicen y perdamos optimización. Hay que jugar limpio si se quiere posicionar bien, y una redirección 301 es lo mejor para conservar todo nuestro trabajo de SEO en un nuevo dominio que albergue el mismo contenido.