Google Bard: así es la IA conversacional de Google para frenar a ChatGPT
Los chatbots inteligentes deben su origen a las ideas del matemático británico Alan Turing que sirvieron de inspiración para el desarrollo de Eliza en 1966. Con el lanzamiento reciente de ChatGPT y el auge generalizado de estas IAs, el gigante tecnológico Alphabet ha precipitado la creación de su propio bot conversacional inteligente: Google Bard.
El pasado 6 de febrero se anunció Bard, el chat de inteligencia artificial de Google que pretende frenar el avance de ChatGPT, lanzado tres meses antes por la compañía OpenAI, y de tecnologías similares como ChatSonic, Ernie Bot o Jasper AI. En un principio se denominó ‘Apprentice Bard’, pero la multinacional dirigida por Sundar Pichai resolvió simplificar su nombre, decisión más acorde con el resto de productos de Google: Chrome, Lens, Maps, Pixel, etcétera.
A grandes rasgos, Bard ha sido definido como un bot de charla y experimentación de características similares a ChatGPT, aunque con tres grandes diferencias: el modelo base de lenguaje, la fuente de información utilizada y el uso al que está destinado. En concreto, Bard obtiene su información de la red y proporciona respuestas lógicas y naturales por medio de LaMDA (Language Model for Dialogue Applications).
La meta principal de esta IA de Google es formular respuestas eficaces, rápidas y comprensibles para los usuarios, utilizando para ello los recursos informáticos disponibles y debidamente filtrados y revisados de internet. En la práctica, su funcionamiento se aproximaría más a Siri y Alexa que a ChatGPT, por su capacidad para recopilar y sintetizar datos de terceros, aunque adicionando links a la fuente en sus respuestas.
Google Bard, la apuesta de Google en inteligencia artificial
El interés de Google por la inteligencia artificial se remonta a la introducción del algoritmo RankBrain en 2015 y al posterior establecimiento de la división Google AI en 2017. Así, Bard no es la primera incursión del buscador de Alphabet en este campo, sino el último eslabón de una larga lista. Bert, MUM, PaLM, Imagen, MusicLM y especialmente LaMDA, por su influencia en multitud de servicios de la compañía, destacan entre los avances de Google en inteligencia artificial, entre los cuales figura ya el chatbot Bart.
«Bard combina la amplitud del conocimiento disponible en el mundo [digital] con el poder, la inteligencia y la creatividad de nuestros modelos de lenguaje», ha afirmado Sundar Pichai, CEO de Google, quien también ha definido su nueva herramienta como «un escape para la creatividad y una plataforma de estímulo a la curiosidad».
Respecto a las aplicaciones de Bard, «la IA puede ser útil sintetizando ideas para preguntas donde no hay una respuesta correcta: ya sea buscando perspectivas adicionales, como blogs de personas que tocan el piano y la guitarra, o profundizando en un tema relacionado, como pasos para comenzar como principiante», continúa Pichai.
El directivo indo-estadounidense ha hecho hincapié en el valor informativo y didáctico de Bard, capaz de «explicar nuevos descubrimientos del Telescopio Espacial James Webb de la NASA a un niño de 9 años, o aprender más sobre los mejores delanteros en el fútbol en este momento».
Aunque Bard pueda ser interpretado como una respuesta precipitada a una amenaza imprevista (ChatGPT), en Google aseguran haberse esforzado por integrarlo en su ‘ecosistema’. «Más allá de nuestros propios productos, creemos que es importante hacer que sea fácil, seguro y escalable para que otros se beneficien de estos avances construyendo sobre nuestros mejores modelos», puntualiza Pichai en el artículo An important next step on our AI journey publicado en The Keyword.
¿Cuáles son las principales diferencias entre Google Bard y ChatGPT?
Por más que la inteligencia artificial de Google pretenda desmarcarse de su competidor inmediato, las comparaciones son inevitables, y de ellas pueden extraerse interesantes conclusiones. La disponibilidad de Bard y ChatGPT establece una primera diferencia sustancial: mientras el primero sólo es accesible para sus beta tester o probadores beta, el chat de OpenAI está abierto al público general, con versiones gratuitas y de pago. Por el momento, sólo una minoría de ‘privilegiados’ tendrán ocasión de probar Google Bard.
Bard y ChatGPT emplean modelos de lenguaje natural y softwares de generación de texto, pero el segundo articula sus respuestas con una tecnología más ‘antigua’, GPT-3, la tercera generación del modelo Generative Pre-trained Transformer. La IA online de Google, en cambio, utiliza el LaMDA , una familia de lenguajes neuronales considerados más complejos e innovadores que GPT. Bien es cierto que Bard se encuentra en fase experimental y ChatGPT es una herramienta más madura y depurada.
La fuente de datos marca la diferencia más notable entre Bard y ChatGPT. El bot conversacional de Google supera con creces a su rival de OpenAI, que limita sus bibliotecas de información a bases recopiladas hasta 2021, mientras que aquel se beneficia de los datos en tiempo real suministrados por el buscador de Alphabet. Bard puede responder a consultas cuya información sólo esté disponible una hora antes (así sucede con los hechos noticiosos y las publicaciones académicas, por ejemplo); ChatGPT, no.
Otra diferencia crítica es el uso para el que estos chatbots fueron concebidos. A primera vista, la potencia y versatilidad de ChatGPT son todavía inalcanzables para Bard. Si bien ambos permiten conversar con naturalidad y aportar valor a sus interlocutores de carne y hueso, la herramienta de OpenAI ha demostrado unas capacidades asombrosas, siendo capaz de redactar obras y traducir textos de cualquier temática, armar un código en lenguajes como Java o Python o programar un software con una finalidad concreta.
Aunque es pronto para valorar el grado de aceptación de la IA de Google, ChatGPT le lleva una ventaja considerable, habiéndose integrado en Bing, el buscador de Microsoft, y en el navegador Edge, en la barra de tareas de Windows 11 y herramientas como Teams. Por su parte, Bard permanece en fase beta y todavía no ha sido integrado en el motor de búsqueda de Google, aunque su intención es hacerlo en un futuro cercano, además de poner su API (Application Programming Interfaces) al servicio de la comunidad de desarrolladores.
2023, el año del ‘boom’ de los bots de inteligencia artificial
Con Google en la ‘batalla’ por el control de los chatbots de inteligencia artificial , ¿qué herramienta conquistará este floreciente mercado, Bard o ChatGPT? La respuesta a este interrogante no se decidirá entre dos opciones, pues esta tecnología ha experimentado un auge sin precedentes en los últimos años, y todo parece indicar que su demanda vivirá un boom en 2023.
Ernie Bot
Una de las IAs más prometedoras proviene de China: Wenxin Yiyan, más conocida como Ernie Bot, sorprendió a propios y extraños en 2019 y desde entonces ha recibido evoluciones constantes, al punto de superar holgadamente la tecnología de ChatGPT. Su modelo de lenguaje es GPT-3,5, basado en una red neuronal con 260.000 millones de parámetros, nada menos.
Ernie Bot
Ernie Bot no se limita a generar texto, sino que también puede construir imágenes ab ovo. En palabras de sus creadores, «Ernie se diferencia de otros modelos de lenguaje en su capacidad para integrar un amplio conocimiento a partir de datos masivos».
ChatSonic
Otro chat de inteligencia artificial a seguir es ChatSonic. Desarrollado por Writesonic, esta herramienta muestra una menor polivalencia que ChatGPT, pues su cometido esencial es la creación veraz, original y de calidad de textos sustentados en fuentes de información fiables y actualizadas al día —que, precisamente, es la principal debilidad del bot de OpenAI.
Jasper AI
Jasper AI, por su parte, es una tecnología más próxima a ChatSonic que a ChatGPT. Su propuesta de valor —escritura de estilo natural, ágil y eficaz— ha dejado de ser una novedad, y su mayor interés se centra en la disponibilidad de ‘memoria’, pues recuerda las conversaciones pasadas y las toma en consideración a la hora de entregar sus respuestas.
Bloom
De código abierto es el chatbot denominado Bloom, promocionado como un modelo del lenguaje autoregresivo o LLM, por sus siglas en inglés. Su tecnología vanguardista le permite generar textos en más de 40 idiomas y una docena de lenguajes de programación de manera efectiva.
OpenAssistant
Por último, OpenAssistant es el ‘Linux’ de los bots conversacionales de inteligencia artificial. Este proyecto comandado por la organización LAION (Large-scale Artificial Intelligence Open Network) se fundamenta en el uso de RLHF (Aprendizaje por Refuerzo con Retroalimientación Humana) aplicado a modelos de lenguaje. Se nutre de las aportaciones de una extensa comunidad de colaboradores y se postula, a medio y largo plazo, como la alternativa a Bard y ChatGPT para dispositivos con GNU/Linux.
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