¡No metas la pata! 8 errores de empresas en redes sociales que debes evitar

¡No metas la pata! 8 errores de empresas en redes sociales que debes evitar

Los errores imperdonables de las marcas en redes sociales que devalúan su imagen corporativa

Una simple errata, un tropiezo sin importancia, puede erosionar la imagen de cualquier marca, especialmente en entornos tan sensibles y frágiles como las redes sociales. Plataformas como Twitter, Facebook o Instagram son auténticas armas de doble filo: su enorme capacidad comunicadora y su poder fidelizador compensan la sobreexposición a la que se somete la empresa, vulnerable a críticas, ataques o incluso fake news. Y, por supuesto, al error humano.

Las redes sociales son un fiel reflejo de la sociedad. Más de 3.484 millones de personas forman parte de esta comunidad digital —según The Global State of Digital 2019—, con perfiles muy diversos y actitudes que oscilan entre el entusiasmo y el rechazo, entre el amor incondicional y el sentimiento hater. Pese a sus riesgos, siguen siendo un terreno fértil para las empresas. Que se lo digan a Netflix, Adidas, Iberia o Nintendo, marcas que lideran los rankings de seguidores en España, según Statista.

Detrás de este liderazgo hay estrategia, coherencia y decisiones acertadas. Los community managers que gestionan estas marcas alcanzan sus objetivos evitando los errores más comunes de las empresas en redes sociales: desde abusar de los bots hasta confundir el timeline con un catálogo de ventas o vincularse con influenciadores inadecuados.

1. Considerar el «timeline» como un catálogo de ventas

El timeline o línea de tiempo es el espacio donde se muestran las publicaciones de una marca, generalmente de forma cronológica. Sin embargo, muchos perfiles corporativos lo transforman en un escaparate de promociones y lanzamientos, saturando a su comunidad con mensajes puramente comerciales.

Esta visión cortoplacista ahoga la conversación y convierte la red en un simple canal de venta. La solución es sencilla: equilibrar el contenido promocional con publicaciones que aporten valor y variedad.

Las grandes marcas saben hacerlo. Coca-Cola, por ejemplo, combina campañas de producto con iniciativas como el Coca-Cola Music Experience Reloaded. Media Markt dinamiza su comunidad con sorteos y contenidos participativos, mientras Microsoft refuerza su autoridad compartiendo conocimiento a través de blogs como Pulse o Azure.

2. Subestimar la importancia del engagement

Las redes sociales no se hicieron para emitir mensajes unidireccionales, sino para fomentar la interacción.
Convertirlas en un simple altavoz comercial es uno de los errores más frecuentes —y costosos— para la reputación de una marca.

Según un estudio de Khoros, el 78% de los usuarios que presentan una queja espera una respuesta de la empresa en menos de 60 minutos. El silencio o la falta de empatía se perciben como desinterés, y eso puede costar caro en reputación y fidelidad.

El engagement no es un enemigo de la productividad, sino una oportunidad para humanizar la marca, construir relaciones duraderas y fortalecer la comunidad. Las menciones, comentarios y “me gusta” son señales de confianza, no distracciones.

3. Equivocar el tono corporativo

La identidad verbal de una marca se sustenta en su tono. Es la voz que traduce su personalidad, valores y forma de relacionarse con el público. Alterar ese tono, especialmente en redes sociales, puede generar desconfianza.

Muchas marcas caen en la tentación de adoptar un estilo forzadamente juvenil o excesivamente informal para parecer cercanas. Pero ese “disfraz” suele tener el efecto contrario: aliena a su público y distorsiona la coherencia de la marca.
Ejemplos como Microsoft o Cisco demuestran que es posible ser cercanos manteniendo un tono profesional y consistente.

4. Publicar mensajes inapropiados

Los errores en redes sociales pueden amplificarse en segundos. Una palabra desafortunada o una imagen fuera de contexto bastan para desencadenar una crisis de reputación.

Durante el Mundial de Fútbol de 2014, PepsiCo Suecia publicó una imagen de un muñeco vudú con el rostro de Cristiano Ronaldo, lo que provocó un aluvión de críticas. Otro caso célebre fue el de Adidas en 2017, cuando felicitó a los participantes del Maratón de Boston con el desafortunado mensaje: “Felicidades, has sobrevivido al Maratón de Boston”, cuatro años después del atentado en el evento.

Estos ejemplos muestran cómo un descuido puede convertirse en un problema de comunicación global en cuestión de minutos.

5. Olvidar la fidelización de los seguidores

Captar nuevos seguidores no debería ser el único objetivo. Retenerlos es mucho más rentable. Según Bain & Company, un aumento del 5% en la retención de clientes puede incrementar los beneficios entre un 25% y un 95%.

En redes sociales ocurre lo mismo: una comunidad comprometida e involucrada es más propensa a interactuar, recomendar y comprar. Las marcas que cuidan a sus seguidores generan vínculos duraderos y auténticos.

6. Automatizar en exceso con bots

Según el Pew Research Center, entre el 9% y el 15% de los perfiles de Twitter están automatizados. Aunque la automatización puede ahorrar tiempo, su uso indiscriminado puede poner en riesgo la autenticidad de la marca.

Snapchat, por ejemplo, utilizó bots para notificar de forma masiva la solución de un problema técnico. Los usuarios detectaron el automatismo y respondieron con ironía, exponiendo públicamente la falta de empatía de la marca.

Automatizar no es negativo si se hace con equilibrio y supervisión humana. El error está en sustituir la interacción real por respuestas genéricas.

7. Colaborar con influenciadores inadecuados

El marketing de influencia puede potenciar la visibilidad de una marca, pero solo si se eligen colaboradores cuyos valores y públicos coincidan con los de la empresa.
Según Mediakix, el 61% de los profesionales del marketing reconoce que encontrar al influenciador adecuado es uno de sus mayores desafíos.

Un ejemplo claro fue la controversia entre Nestlé y el youtuber JPelirrojo en 2016. Tras colaborar con Kit Kat, el creador publicó un hilo de tuits en contra de la tauromaquia que desató críticas y amenazas de boicot hacia la marca. Nestlé rompió el acuerdo poco después.

Elegir mal a un portavoz puede poner en riesgo años de construcción de marca. La afinidad de valores es tan importante como el alcance del colaborador.

8. Ignorar las fake news que afectan a la marca

Las fake news no son un problema exclusivo de la política. Cada vez más empresas se enfrentan a bulos que ponen en duda su reputación o la calidad de sus productos.
Ignorarlas puede agravar el daño.

En 2022, la empresa italiana Latteria Soresina invirtió 2,5 millones de euros en una campaña para desmentir rumores sobre la calidad de sus lácteos. Con el lema “Lo que realmente daña la salud pública son las noticias falsas”, la marca logró recuperar la confianza del consumidor y demostrar que la transparencia es la mejor defensa ante la desinformación.

Como advirtió Warren Buffett: “Se tarda 20 años en construir una reputación y cinco minutos en destruirla”. En la era digital, esa destrucción puede ocurrir en segundos.

Conclusión

Las redes sociales son una oportunidad enorme para construir marca, pero también un espacio donde los errores se pagan caro. Una gestión profesional, coherente y humana es la mejor garantía para mantener una presencia sólida y positiva.

Evitar estos errores comunes no solo protege la reputación corporativa, sino que también permite aprovechar todo el potencial de las redes como canal de comunicación, fidelización y crecimiento.